Un hombre y una mujer unidos por la
casualidad.
La gran ciudad es el mudo testigo de su amor..
La gran ciudad es el mudo testigo de su amor..
Ella, no se atreve a revelar su pasado, lo hace solo
por querer darse una segunda oportunidad de amar.
El, desde el primer instante, se enamora
perdidamente y quisiera estar a cada segundo al lado de ella, es ese amor que siente por ella, que le hace estar escribiendo cartas, cartas que hacen crecer mas ese sentimiento puro y sano llamado amor...
Ocaso.
Después de soñar muchas noches contigo me
pregunto; ¿Como
has estado? Trato de imaginar como es un día en tu vida, ¿Como fue tu niñez? Si
ahora eres hermosa, ¿Como
eras a los 16?
La última vez que nos despedimos, cuando
platicábamos en el crucero, estabas de perfil y el sol bañaba tu piel,
esta, parecía resplandecer, tus ojos, por la luz tan intensa, se veían tan
claros y profundos, tu cabello parecía de oro.
Al no poder olvidar esa imagen tan
bella, invente en mi mente un lugar especial que me gusta visitar
de vez en cuando. Regularmente cuando estoy muy contento. Solo así
puedo entrar en el. El cielo es un eterno ocaso en el que se refleja un
lago. El bosque tiene jardines multicolor, así entonces, están allí las
flores mas hermosas que jamás he visto. Es en ese lugar te puedo
encontrar. Y allí estas, sentada bajo un gran roble de el que caen
hojas como en el otoño. A veces recoges algunas con tus manos y las
hueles. Estás contenta. Tu mirada es soñadora y una gran sonrisa ilumina
tu rostro. Te admiro por tiempos prolongados.
Siempre salgo de ese lugar mas contento que al
principio.
Te doy las gracias por esos momentos
mágicos que hemos vivido juntos.
La noche
Anoche desperté con la sensación de
estar mirando tus ojos y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Empecé a imaginar
que te veía en tu habitación. Tu piel era iluminada por la luz de la
luna. A través de tus ventanas vi esplendor de la noche. De pronto,
volteaste, como si ahora sintieras una mirada. Contemple tu figura unos momentos.
Tus labios entreabiertos me invitaron a besarlos. Así lo hice. Fue
un suave y cálido beso. Aun dormida dibujaste una sonrisa ¿Acaso soñarías conmigo?
No se. En verdad no lo se. En mi mente me despedí de ti --Hasta
luego hermosa, hasta luego-- La nostalgia de dejarte sola, y de estarlo
yo también, invadió mi ser. Una lágrima recorrió mi rostro. Trague
saliva y ahogue mi llanto.
En la obscuridad de la noche, solitario
en mi cama, puse mis pensamientos en calma. Mirando fijamente el techo encendí
un cigarrillo. Comencé a fumar. Pensé que muy pronto nos volveremos a
ver.
Mientras tanto, gracias por esos momentos
maravillosos, caricias interminables y besos que nunca olvidare.
Dios te bendiga en donde quiera
que estés.
El día
Camino entre un mar de gente y busco tu
mirada. Me prometí a mi mismo estar feliz cuando evocara tu recuerdo, sin
embargo a veces la melancolía inunda mis días y también mi alma. Estas ansias
locas de estar contigo me matan poco a poco. Anhelo el aroma de tu piel,
tu hermosa sonrisa, el calor de tu cuerpo. Quisiera estar en este momento
amándote. Mirar tus ojos mientras hacemos el amor. El no verte por
largo tiempo me inquieta. Algunos contratiempos y cosas de la vida me lo han
impedido. Te pido por favor paciencia. Eres un ser maravilloso. Le
agradezco a la vida el haberte conocido. Tengo por ti un amor
sumamente especial.
Te busco entre la gente, como quien
perdió a un niño. Te busco con gran incertidumbre y esperanza, esa loca
combinación de sentimientos aderezados con amor. Algo en mi interior
me dice que pronto te podré ver. No olvido tu forma de besar, ni lo dulce
de tu voz cuando al oído me dices: ¡Te
amo!
Últimamente he soñado mucho contigo.
Sueño que hacemos ese viaje que nos prometimos. Mientras tenga vida se que un
día lo haremos.
Camino entre la gente. Busco tu
mirada. Mientras suspiro hondamente, mi mirada se pierde entre la gente.
Jamás encuentro nada.
Te extraño.
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"Ella"
El amanecer
Suena el despertador. Son las seis de la
mañana. Ella con gran pesar se levanta. Frotando sus ojos se dirige al
patio. Enciende el calentador. Regresa a la cocina y pone a calentar el
café. Suspira mientras su mirada esta perdida. Una vocecita la saca de sus
pensamiento --¿Oye
mami, no quiero ir a la escuela?-- Ella, sin voltear le dice
--¡Cállate,
despierta a tu hermano y métanse a bañar!—
En una taza sirve un poco de café, da un sorbo
y vuelve a suspirar.
Una mujer y dos niños, corriendo van
rumbo a la escuela -- ¿Mami,
ya me canse, por que no nos vamos en micro?-- Ella voltea con el ceño fruncido
y la mirada penetrante. Observa fijamente a su hijo. La ternura en
un niño de 6 años finalmente rompe la ira de una mujer que no contesta
nada. Continúan su loco andar. Seis calles mas tarde dos grandes
puertas anuncian el fin del camino --¿Mami, hoy tampoco nos vas a dar
dinero para gastar?--- Dice la pequeñita a su madre. Ella se estremece.
Rápidamente da la vuelta para que sus hijos no la vean llorar.
La mañana
En un parque, con la respiración agitada
(ella), voltea hacia todas partes hasta que encuentra lo que
busca. Con lentitud como acechando una presa dirige sus pasos hacia
un señor que lee el periódico. Se sienta junto a el. Le sonríe. Con voz sexi le
dice --¿Me
prestas tu periódico amor?-- El hombre casi automáticamente se lo
entrega sin dejar de mirar sus ojos, que por cierto le parecen
hermosos. Aun con la boca abierta otra pregunta llega a sus oídos --¿Y si mejor me lo regalas
cariño?-- Aquel hombre, asintiendo con la cabeza, sin poder decir algo,
observa que ella se aleja rápidamente. El, totalmente inmóvil, mira
el vaivén de sus caderas. Siente el impulso de ir tras ella, pero se queda
paralizado.
En otro lugar del parque y un poco mas
tranquila empieza a leer la sección de clasificados. Sus negros ojos,
inquietos, van de un lado a otro mientras cambia de página. Sus pasos se
encaminan nuevamente a la escuela, pues se acerca la hora de la salida.
La tarde
Mientras sirve de comer a sus hijos, su
mente esta en otra parte. Esta confundida. Recuerda que se alejo de
su esposo Ricardo, el, era sumamente celoso, agresivo y posesivo. Prácticamente
tuvo que escapar de el. Le oculto que estaba embarazada. Tiene casi
el mismo tiempo de embarazo que de vivir sola. Dos meses. Lo que paso es
que ya no aguanto más los malos tratos de Ricardo. Sus celos e
infidelidades. Golpizas, groserías y además borracheras. Allá en
Monterrey tenia casa y coche. Sus hijos estudiaban en escuelas
privadas, incluso ella asistía tres veces por semana al gimnasio. Pero
siempre era lo mismo, las ofensas de Ricardo le lastimaban el alma;
--- ¡Mira
cabrona, ni de tragar sabes hacer pendeja! ¡Calla a ese pinche chamaco ya
me tiene hasta la madre! ¡Parece
que estas muerta idiota, ni si quiera sabes hacer el amor!
La voz de su hijo la trae de vuelta a la
realidad.
--¿Mama
me das mas sopa por favor? – Dijo
inquieto el pequeño.
--Si y coman bien por que voy a tener que salir.
--¿Otra vez? ¿Y a que hora regresaras? — Pregunto su hija mientras una pequeña lagrima broto de sus ojos.
--No se tarde, muy tarde tal vez.
--Si y coman bien por que voy a tener que salir.
--¿Otra vez? ¿Y a que hora regresaras? — Pregunto su hija mientras una pequeña lagrima broto de sus ojos.
--No se tarde, muy tarde tal vez.
En el interior del metro, ella espera la
llegada del convoy. Mientras recuerda que es ahí donde conoció a “El”, su nuevo
amor. Aquel día en el interior del vagón sus ojos intercambiaron
miradas y se sonrieron mutuamente. Al llegar a la terminal “Taxqueña”, volvieron encontrarse en el
paradero y abordaron un micro que decía “Xochimilco”. En el camino continuaron
con el coqueteo y finalmente comenzaron a charlar. Así, con sus
actos y acciones comenzaron a escribir, esta, su “historia de amor”. Ella ocultando gran parte
de su pasado. El al contrario, desnudó por completo su ser.
Mientras viaja en el metro del interior de su
bolso saca una carta de “El”, misma que lee una y otra
vez. Conmovida hasta el llanto, seca lágrimas de amargura de su rostro, rompe
el papel y lo arroja por la ventana. Sabe que en cada trozo que vuela por el
aire se va un sueño, una ilusión, un pedazo de alma y de su corazón.
La
obscuridad
A medida que se acerca a su
destino sus pasos se vuelven más cortos y su respiración se agita.
Un fuerte zumbido llega a sus oídos. Siente que su cabeza va a
estallar. Levanta la mirada y un letrero discreto anuncia que esta
en el lugar correcto.
“Clínica de interrupción del
embarazo”
Traga saliva. Con pasos firmes se anima a entrar. En la recepción se registra.
Traga saliva. Con pasos firmes se anima a entrar. En la recepción se registra.
--Tengo una cita hoy a las 16:00 con el
Dr. Gómez.
Mientras la recepcionista checa unos
datos y hace unas preguntas su mente divaga. La voz de la recepcionista la trae
a la realidad.
--¡Oiga, oiga! ¡Pase por aquí!
Mientras la chica del mostrador avanza
por un pasillo, “Ella” la sigue, arrastrando los
pies y con pasos cortos. La recepcionista abre una puerta y le indica.
--- ¡Póngase esta bata y deje su
ropa aquí!
Mientras se quita la ropa, siente ganas de
llorar. Ahoga su llanto y busca fortaleza en su interior. Esa
habitación además de oler a humedad, huele a miedo. Sabe que es la
antesala de la muerte. La de su hijo. El fruto de una golpiza que le diera
Ricardo. El resultado de una violación.
Ve una silla. Toma asiento. Cabizbaja espera.
El doctor Gómez abre la
puerta. Sobresaltada ella lo observa.
--¿Todo listo, señora? ¿Llenó el formato color rosa?
Sin contestar nada, sube automáticamente a una
camilla, esta, es conducida por un angosto pasillo. Avanzan con rapidez.
Una enfermera envía mensajes de texto, mientras no deja de sonreír.
Al llegar a la sala de operaciones la
enfermera dice:
--Recuéstate de lado, vas asentir un
piquete y algo de frió.
--¿Frio?
¿frio?
¿Después de aguantar, golpes, mentadas de madre y hambre, una enfermera me dice
que voy a sentir frió?-- Con gran enojo fue lo último que pensó antes de
perder el conocimiento a causa de la anestesia.
“El
rencor hacia un hombre y la desesperación de una mujer” escoltaron el alma de niño
de vuelta con el creador, que, con sus brazos abiertos lo recibió y con su
infinito amor llenó de paz y tranquilidad su ser.
Al abrigo de la noche “Ella” camina rumbo a casa,
sintiendo un hueco en el estomago, pero con un vacío mas grande en su alma.
Solos en casa, dos niños abrasados lloran por
que su madre aun no ha regresado.
“El
“en
su cama, fumando un cigarrillo, sueña con volver a tenerla entre sus brazos.
“Ella” sabe que termino la obscuridad,
anhela que amanezca, para que a la luz de un nuevo día pueda comenzar de
nuevo a vivir…
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