jueves, 5 de mayo de 2011

10 dias


10 días

 Alguna vez escuche que olvidar es una bendición. 
¿Cuantas veces los malos recuerdos nos agobian en algún momento de la vida?  Se que es cuando el animo lo traemos muy abajo, sin embargo a veces la mente se desconecta en automático para no hacernos sufrir, y borra toda información posible…

Tenía una gran afición por coleccionar discos de acetato ó vinil  pues en sociedad con mis primos Sergio y Rogelio armamos un equipo de sonido. La verdad es que inicialmente pretendíamos hacer tardeadas al estilo  “polimarchs”, sin embargo, terminamos como muchos, amenizando bodas, XV años, bautizos y a veces no sabíamos ni que celebraban.

Una vez, amenizando un bautizo, mas o menos como a las 2.30am,  un viejo loco no nos dejaba ir, se encerró con nosotros en una habitación y a punta de pistola (una 38 súper)  le pusimos la misma canción como 20 veces, como sea, el punto es que empecé a coleccionar discos, los originales eran caros, de los importados ni les digo...

Había una tienda en república del salvador (esto es en el centro de la ciudad de México) se llamaba discos “Ger”, su especialidad era música Hi energy  y  surtía de música a los grandes equipos de sonido.  Todos los lunes recibían las novedades, muy temprano nos teníamos que formar y esperar a ver que discos nos dejaban. Otra opción era comprar discos piratas o clonados en Tepito.

para celebrar mi cumpleaños numero 16 tenia grandes planes...

Recuerdo que lo estuve planeando en mi mente toda la semana.
 -- A ver… me voy en el microbús que va al metro hidalgo, me bajo en el eje de mosqueta, tomo el otro “micro” que va al metro puebla, me bajo en “aztecas” y directo a la rinconada de tepito...

Llego el sábado y al despertar tenia un ánimo inusual, estaba alegre, tres días antes había sido mi cumpleaños 16 y hoy por fin tendría mi “regalo”.  Me puse un pantalón negro de una tela parecida al satín, una camisa color vino de manga larga, unas botas de piel hasta las rodillas y una gabardina verde (que aun conservo). Era todo un ritual. Quienes fuimos jóvenes alla en los inicios  de los 80´s  recordaran que así se vestían los llamados “disco-locos”.

Cuando llegue al “barrio” me sentía como pez en el agua, ahí tenía muchos conocidos, ya  que siempre me ha gustado hacer amistad con todas las personas. Así  en la rinconada, me interne en el mágico mundo de la música disco.

-¡Hola Max, buenos días!
-¿Que hay mi Greñas? (en aquel entonces así me decían)
-¡Pues  aquí a ver que novedades tienes!
- Mira tengo estos seis estrenos, escúchalos a ver que te parecen-

Continuamos platicando como 2 horas. 

Salí de la tienda como a las 14.00 pm.

 Me regrese por la calle que de aztecas y en la esquina del eje 1 norte, el semáforo nos indicaba “alto”, así entonces una gran cantidad de gente se aglomero en esa esquina.

“Y sueña con escenarios,
mientras le cambia la luz del rojo al verde
no hay mucho tiempo para soñar.”   
Franco de Vita.

Así con mis sueños bajo el brazo, imaginaba como disfrutarían mis fans cuando escucharan esta música. Nunca vi que la luz verde cambio en el semáforo y con esto las personas comenzaron a avanzar. Ese cruce en Tepito se caracteriza por el gran tráfico humano y también por que los automovilistas no respetan las señales de transito. El movimiento de las personas me sacudio, sali de mis sueños y yo también  comencé a caminar.  Yo venia casi  al final del contingente que pretendía cruzar la calle.
Faltaban unos cuantos metros para llegar ala banqueta cuando mil gritos me hicieron voltear a mi derecha, la cuestión fue que la gente horrorizada vio que un auto a gran velocidad se dirigía hacia alguien… 

Ese alguien era yo.

Un rechinido de llantas, acompañado de ese característico olor a quemado, mas un empujón que me hizo volar por el aire, me hizo tomar conciencia de que me habían atropellado, tan consiente estaba, que el horror de saber que quizás moriría me hizo gritar de una forma desgarradora. El gran impacto me hizo volar por los aires. Al ver que eminentemente   mi cabeza se estrellaria contra el pavimento, trate de poner mis manos pero la fuerza del impacto hizo que se me doblaran como un trapo, Primero se  estrello mi frente,  sentí un terror indescriptible, sentí como si explotara mi cabeza y un zumbido enorme inundo mi ser,  al final , termine rodando y quede boca arriba…

--¡Nunca vi que el cielo fuera tan grande!— Eso pensé, fue un segundo en el que dije, ¡Ya pasó, ya pasó y estoy bien! ¡Estoy bien! Fue una sensación de enorme tranquilidad. 

Por unos segundos vi la inmensidad del cielo azul.

 Observe las nubes, las vi  moverse len-ta-men-te.

 Una a una, las personas se acercaban a mi 
-- Joven, joven, ¿esta bien?-- dijo una señora.
 Sentí mucha dificultad para respirar y era por que me estaba ahogando. Me estaba ahogando con mi propia sangre…

--¡Que enorme es el cielo…. que grande se ve la gente desde aquí!-- Pensé.

Trate de sonreír  a las personas que me rodearon. Un hombre  se acerco, me miro a los ojos, me sonrio, puso una rodilla al suelo y movió mi cabeza  de lado para que la sangre de mi boca cayera al piso. Mi respiración comenzó hacerse cada vez más rápida, mi corazón empezó a latir sin control,  tras un gran suspiro, mire al cielo, mire a las personas a mi alrededor y  mis ojos se cerraron,  no supe más…

Recuerdo que estoy en una habitación muy grande recostado en una cama, de hecho hay muchas camas pero están vacías. Está muy obscuro, quizás sea de noche por que   tengo mucho frio. Recuerdo que una mujer me esta dando de comer gelatina en la boca… un hombre me esta bañando… un par de jóvenes me suben a una combi… un chofer me dice a gritos --¡Aquí me dijeron que te bajara chavooo!—

A grandes pasos reconozco el  lugar por donde camino. Ahora por fin  camino a mi casa, nuevamente,  con mis sueños bajo el brazo y el viento hace que mi gabardina revolotee sobre mi cuerpo como lo hace una bandera. Como si yo fuera el mástil. Se respira mucha humedad en el aire, el cielo esta nublado y comienza a llover. Son aproximadamente las 18.00pm. Como siempre, para entrar a  casa salto la barda. Paso al baño, hago lo propio,  jalo la palanca del retrete y me lavo las manos, al levantar mi vista observo mi rostro…

Tengo negros mis ojos a causa del derrame que por los golpes  sufrieron, mis parpados están morados, veo que hay  raspones en casi toda mi cara incluso en la lengua, al hurgar mi nariz, encuentro algunas costras de sangre,  mis manos y brazos  igualmente están muy dañados, mi pantalón y camisa están hechos pedazos, traigo unos tenis que por cierto me aprietan y mi gabardina esta muy ensangrentada. Nuevamente me mire al espejo, quise sonreír pero el dolor no me lo permitió y comencé a llorar. 

No se cuanto tiempo estuve llorando.

 Entre en la ducha y mis lagrimas se confundían con el agua. Casi no tenia fuerza para tallar mi cuerpo, con tantos golpes y raspones lo único que hice fue solo enjabonarme, me vestí y me fui a la cama. El dolor y sufrimiento me pusieron a dormir profundamente.

Súbitamente mi Padre me saco de mis sueños…

-¿Donde estuviste hijo de tu madre?  ¡Mira nada más que chinga te arrimaron!

Comenzó a darme una golpiza y a insultarme sin parar hasta que mi madre lo detuvo, como pudo lo jalo y lo retiro. Comenzaron a discutir en la sala. Mientras eso sucedio yo parecía zombi, no sentí sus golpes  ni sus groserías me hicieron daño, ya había sufrido demasiado y no sufriría mas...

Me atropellaron el sábado 11 de enero de 1986, y regrese a casa el martes 21 del mismo mes, fueron 10 días de los que solo tengo los recuerdos  que antes relate.
Se que alguien llamo a los servicios de emergencia. Se que un grupo de médicos me salvo la vida. Se que unas enfermeras me cuidaron, alimentaron y estuvieron al pendiente  de mi durante esos10 días e incluso alguien tomo mis discos los subió a la ambulancia y los resguardaron muy bien, pues llegue con ellos a casa…. 

Lo que no se es ¿Quién?

Eso no lo se.

Hoy quiero darle las gracias a todos aquellos que de una u otra manera salvan vidas, paramédicos, enfermeras (os), médicos, policías,  incluso aquéllos que al observar un accidente lo primero que hacen es llamar a los servicios de emergencia y exponiendo su vida tratan de hacer algo por alguien que no conocen.

 “Gracias, mi eterna gratitud para todos ustedes”

Algunos recuerdos son dolorosos y olvidar puede ser una bendición, 10 días de mi vida se me extraviaron, pero a cambio, dios me dio muchos años de dicha y felicidad.


3 comentarios:

  1. WOW
    En verdad que has vivido de todo amigo Enrique y este relato lo dice todo.

    ResponderEliminar
  2. Es un bello relato, de un triste momento de vida, relatado de una manera magistral. Gracias Escritor, por comparitr tu historia.

    ResponderEliminar
  3. Buen día de tu relato increíble de verdad que estés vivo y esa manera que tienes de escribir cada cosa que te sucede te lleva al instante mismo en el que te sucedieron las cosas...

    Gracias amigo otra vez te doy por compartirlo Grace de Barbençon

    ResponderEliminar