sábado, 31 de diciembre de 2011

Doce campanadas.





 Antes de que el despertador sonara, abrí mis ojos. Desperté. Abandone el mundo de los sueños. Aproximadamente eran las 5.00 am. Es el último día del año.  Le di gracias a Dios por haber creado la vida y por haberme  incluido en la creación.

Tome una toalla y pase a la ducha. El agua caliente recorrió len-ta-men-te mi cuerpo. El aroma del jabón y el vapor del agua, crearon un ambiente exquisito. Con el rostro hacia el techo, las manos sobre la pared, mis ojos cerrados y respirando profundamente, quise hacer de este, un momento eterno.

Disfrute al máximo cada gota de agua que recorrió mi cuerpo.

Una camisa color vino, un pantalón azul marino y unos zapatos “cruzados” serán el atuendo del día de hoy. Desde luego no puede faltar un poco del aroma que siempre me acompaña; “Cigar”  

Sali al patio, abri mi vehiculo, di marcha, abrí el portón e inicie mi camino.

Habían pasado solo un par de minutos, a lo lejos, reconocí una figura en la obscuridad, acerque mi vehículo y salude a una persona conocida;  mi vecino.

--¡Buenos días, Don Carmelo! ¿A donde va tan temprano?—Le dije con gran animo mientras estrechamos nuestras manos.
-- ¡Voy a hacer un poco de ejercicio!  Y usted vecino… ¿Ya va a trabajar?
-- ¡Claro, hoy es el ultimo día del año,  hay que vivirlo con gran animo!
--¡Pues que le vaya bien y suerte!

Un fuerte apretón de manos fue la despedida de ese breve encuentro, al hacerlo, noté lo ásperas y arrugadas que estas son, pues Don Carmelo tiene casi el doble de edad que yo.

 Por el retrovisor vi a mi vecino caminando solitario en la obscuridad... Vestía un pants de algodón y una toalla al cuello. 


Conduciendo  por las calles vacías rumbo a mi trabajo, comencé a reflexionar... 

 ¿Llegare un día a esa edad? 

Hoy que se cierra un ciclo en la vida del ser humano sentí un poco de melancolía.

¿Cómo será el fin de mis días?

A medida que pasan los años crecemos espiritualmente. Tomamos conciencia de que no somos eternos. Valoramos más la vida y realmente aprendemos a amarla.

El ímpetu de la juventud se cura con los años.

Un dia llega a nuestra vida la prudencia, asi, fortalecemos nuestro criterio. 


Cuidamos mas de nuestros seres queridos. Procuramos que estén a nuestro lado, pues sabemos que, hoy más que nunca los necesitamos.

Esta noche iniciara con un balance de nuestra vida. Nos reuniremos en familia. Recordaremos a los que ya no están en este mundo. Pensaremos en los que están lejos.

Una madre llorara por su hijo ausente.

Un niño nace.
 Un hombre muere.

Esta noche será especial pues al sonar las doce campanadas, millones de seres humanos uniremos nuestros pensamientos y desearemos  un mundo mejor. 

 Pediremos vivir en paz y armonía,  algunos pedirán que el tiempo regrese para enmendar sus errores. 

El hubiera no existe. 

El tiempo jamás regresa.  Aun así, se olvidaran rencores, agravios, infidelidades…  Nuevamente las familias se reunirán con la promesa de una segunda oportunidad.

Juntos y abrazados en todos los hogares escucharemos las "Doce campanandas" 

Al final de esas doce campanadas, llenos de esperanzas y con el corazón latiendo al máximo, daremos  la bienvenida aun año más en nuestras vidas.

Dependerá de nosotros que esos deseos se hagan realidad.


A las 0.00 horas del año 2012, con la esperanza de una nueva vida, tendremos la certeza que al día siguiente saldremos al mundo a "Brillar como el sol"


Cualquier cosa que seamos capaces de soñar, somos capaces de realizar.

Algunos sueños se hacen realidad, otros… solo están esperando su turno.




sábado, 10 de diciembre de 2011

Nunca te rindas.

"Cuando creas que todo esta perdido, no olvides que aún te queda el futuro, tu cerebro, tu voluntad, y dos manos para cambiar tu destino"


jueves, 8 de diciembre de 2011

Un hombre y una mujer.

Sábado 10.30 pm. 

Después de cobijar a sus hijos, Suly se dirige a su habitación. Abre la puerta y enciende la luz. Se acerca a la ventana y mira al horizonte. La noche es lluviosa.  Eso le inquieta.  Sabe que Fernando, su esposo, oficial de transito, tendrá hoy una jornada difícil…

2.30 a.m.

Un auto a gran velocidad va sobre la avenida. El joven conductor no se percata del cambio de luz del semáforo. A unos 250 metros mas adelante otro vehículo se dispone a dar marcha pues la luz verde así se lo indica… 

El encuentro es inevitable. Alcohol, juventud e irresponsabilidad  y una noche lluviosa serán los ingredientes de un trágico final.

La tormenta será el único testigo de ese “accidente”

Tras el impacto los dos coches quedan casi destruidos.
Fernando, solitario, a bordo de su “unidad” como de costumbre, realiza un patrullaje de “rutina” cuando escucha  por la radio;

--Atención a todas las unidades tenemos una colisión vehicular en la Av. Mario colín  esquina Dr. Gustavo Baz, cambio, quien me copia, 10-4.
-- Central, aquí 32-velez, estoy a 5 minutos, 10-4.
-- Correcto 32-velez, se trata de un “19” entre dos vehículos compactos, uno de ellos esta sobre el camellón y el otro en carriles centrales, por favor asista y realice abanderamiento de rutina mientras llegan los servicios de emergencia, ya fueron avisados ambulancias y grúas, 10-4.
-- Así lo hare central, 10-4.
-- Tenga cuidado 32-velez, pues el reporte meteorológico indica que continuara el mal tiempo, 10-4.


De inmediato, Fernando, encendió los códigos de su unidad, así como la sirena.  A toda velocidad se dirigió al lugar de los hechos. 

 Cuando llego al lugar del percance rápidamente con su patrulla “cerró” media avenida, pues de no hacerlo,  por la poca visibilidad otro vehículo podría hacer mas grande el problema.

Gritos de desesperación llegaron a sus oídos. 

En un vehículo venían cuatro jóvenes visiblemente alcoholizados, en el otro, una mujer y dos niños. No pudo evitar pensar en su esposa Suly y sus dos hijos Alan y Eduardo. Corrió a ese auto, pues a pesar de la lluvia tan pertinaz el motor comenzaba a incendiarse. Con desesperación trato de abrir la puerta...

 – ¡Señor, señor, por favor ayúdenos, salve a mis hijos!

Imploro la mujer al uniformado, este,  hacia todo lo posible por abrir esa puerta, pero con todos esos fierros retorcidos no seria una tarea fácil. El  humo y las llamas se hicieron más grandes. Una mujer gritaba mientras, Fernando desesperado con todas sus fuerzas jalaba aquella portezuela, se sentía impotente. Un hombre apareció de la nada y comenzó a ayudar. Con los rostros empapados solo se miraron a los ojos y se agradecieron mutuamente asintiendo afirmativamente.  

Por fin la portezuela cedió… con mucho cuidado bajaron a la mujer. A unos metros la recostaron sobre el pasto

 – ¡Mis hijos, por favor, mis hijos!—suplicaba desesperada.
Fernando indico a su “compañero” que se quedara con la mujer y que tratara de tranquilizarla, mientras, el traería a los niños. El  fuego avanzaba rápidamente y el olor a gasolina era cada vez más fuerte. Sumamente alterado se metió al vehículo y destrabo el cinturón de seguridad que sujetaba a un niño de unos 16 años  – ¡Que bueno que usaron el cinturón! – pensó el oficial al momento de cargarlo en sus brazos pues el niño estaba  inconsciente. Su madre lo abrazo con mucho nerviosismo. Solo faltaba un menor de doce años. El auto ya estaba completamente en llamas. Era imposible tratar de acercarse a más de tres metros. 

El calor del fuego casi quemaba el rostro de Fernando.

Un  grito desgarrador del niño, surgió dentro del auto…  el  recuerdo de tener un hijo casi de la misma edad fue suficiente…
 La adrenalina llego al máximo límite.

Sin dudarlo, el “oficial de transito” esta noche lluviosa, visitara el infierno.

Fernando cruzo la barrera del fuego y entro por el infante. Le tomo por los hombros y lo llevo junto a su madre.
El auto continúo consumiéndose.

 La lluvia arrecio. Un trueno ilumino aquella escena. A lo lejos se escucharon las “sirenas” de los servicios  médicos de emergencia…
 Un "servidor publico" se dio un respiro bajo la tormenta en la obscuridad de la noche...

Una sirena abruptamente interrumpió el sueño de Suly, esta, le saco de una pesadilla de la cual no recuerda nada. Con sudor en la frente y la respiración agitada pensó en Fernando, allí, recostada, en la soledad de su habitación – ¡Cuídalo Dios mío, por favor, cuídalo!—mientras el sonido de esa sirena se hiso mas fuerte.

Se levanto y bajo las escaleras.  Dirijo sus pasos a la cocina.  Prepara un café y enciende un cigarrillo. Observa el reloj.  Son las 6.00 a.m.  De pronto, su mente recuerda esa pesadilla que hace unos momentos le hiciera sufrir…

Suly recuerda que estaba en un centro comercial,  momentáneamente descendió de su camioneta,  e indico a su pequeño Alan;
 – ¡Quédate aquí, no  tardo, por tu seguridad cerrare ventanas y seguros, por favor, no te muevas ni trates de salirte! — Le suplico a su hijo.

Cuando Suly regreso,  llamo su  atención ver una gran cantidad de personas alrededor de la camioneta,  esta,  tenia un vidrio roto…
--¿Señora, este vehículo es suyo? —Le pregunto un policía  mientras le impedía continuar con su camino.
-¡Si, si!— Contesto con nerviosismo.
--Lo siento pero su hijo murió de asfixia, tuvimos que romper un  vidrio… fue demasiado tarde…  lo siento.
--¡Noooooooooo!
July cayó de rodillas, con gritos desesperados imploraba al cielo por el alma de su hijo…

Tras beber un poco de café y dar una gran fumada al cigarrillo, Suly seca unas lágrimas en sus mejillas y lanza un gran suspiro…
--¡Fue un sueño, solo un sueño!

El llanto de su hijo Alan que venia bajando las escaleras, llamo su atención. El niño corrió directamente a los brazos de su madre.
--¡Cálmate Alan, cálmate! ¡Ya paso, ya paso! ¿Tuviste un mal sueño?
-- ¡Sñif, Sñif!  ¡Si mamaaa! ¡Buuuú! ¡Si mama!
--¿Que soñaste amor? ¡Dime! —Le dijo amorosamente Suly mientras lo sentó en sus piernas y secaba sus lágrimas.
--¡Sñif, sñif, soñé que, que, te ibas y me dejabas encerrado en la camioneta y rompía las ventanas porqué me estaba ahogando! ¡No me quiero morir! ¡No me dejes morir mamaaa!
Suly se quedo fría, no supo que decir.

¿Puede una madre y su hijo soñar casi lo mismo al mismo tiempo? 
¿Por que cuando un hijo sufre aun estando lejos, su madre sufre también? ¿Existe el sexto sentido?


Solo una medre conoce esa respuesta.


Lo cierto es que existe un vínculo entre ambos,   un día fue el cordón umbilical,  hoy es una cadena de apego invisible  e imposible de romper.


Suly adora a sus hijos, sabe que no es una excelente madre, sabe que tiene algunas fallas, pues no hay un manual para ser madre o padre, pero los ama con toda el alma.

Entiende que los hijos son prestados y que un día se irán de su lado.
Suly y Fernando  se esfuerzan al máximo por educar a ese par de niños que Dios puso en sus manos.

Ser padres no es una tarea fácil, pero, si se hace con amor bien vale la pena realizarla.

A Fernando no le importa arriesgar a veces su vida,  pues,  con amor lleva el sustento a su hogar.
 A Suly,  no le importan desvelos o esfuerzo alguno, siempre dará todo por sus hijos.

Suly y Fernando. Un hombre y una mujer, que quizás no sean perfectos, pero  el día que se casaron hicieron una promesa de amor...

“Caminar siempre juntos de la mano y hacer de este un mundo mejor”




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domingo, 4 de diciembre de 2011

Teodora regalo de dios

Centro medico, México distrito federal, enero 1972

--Mire señora tengo que ser honesto con usted, necesito sea fuerte, tiene cáncer en la matriz y en los ovarios.
-- Y eso es ¿grave?
--¿No sabe lo que es el cáncer?
--No, no lo se.
--Ok, mire, son células malignas que destruyen su cuerpo, realizaremos una operación, vamos a retirar la matriz y los ovarios, además de paso vamos a evaluar que no se encuentre (el cáncer) en sus huesos.
--Y si ya lo tengo en los huesos  ¿También me los van a quitar?

El doctor
 quiso sonreír por un instante, pero, ante la mezcla de duda e incertidumbre en la expresión de Teodora, comprendió que la pregunta fue por ignorancia hacia el tema.

-- No, eso no es posible, de ser el caso tendremos que seguir un tratamiento en el área de radiología.
--¿Y eso cuanto va tardar?
-- Esa pregunta no se la puedo contestar, sin embargo es, ur-gen-te su operación, la voy a programar para que la operen en  4 días, sin embargo, si le viene un sangrado intenso... que la traigan rapidísimo a urgencias, y otra cosa, como le dije al principio tengo que ser honesto con usted... no le quedan mas de 20 días de vida, lo siento…

De regreso a su casa Teodora no dejaba de pensar en las palabras del doctor… cáncer… ovarios… 20 días...

Sumida en sus pensamientos  llego la hora en que tendría que explicar la situación a su esposo Santiago; militar retirado que ahora tenía una frutería; “Las huertas”.  El negocio no daba para mucho, pues en realidad viva de su pensión, pero esté le mantenía ocupado, al llegar a casa fue directamente a hablar con el.

--Mira viejo, el doctor me dijo que tengo cáncer y que no me quedan mas de 20 días de vida, ¿Qué vamos a hacer?

Santiago se quedo helado; era la primera vez que no tendría nada que responder.

Esa noche, después de poner al tanto a sus hijos fueron a su habitación.  Recostados y abrazados lloraron en silencio durante un largo tiempo. No hubo palabra alguna. Sus lágrimas se confundieron y sus almas se fundieron en un beso salado y triste con sabor al adiós.

Cuatro días más tarde…


 Algunas horas después de la operación Teodora recibió la visita de un doctor, que, por la expresión  de su rostro, ella casi adivino sus palabras.

--¿Como se siente señora?
--Muy adolorida.
--Tengo que ser duro, honesto y directo, la operación fue un éxito, sin embargo, el cáncer se regó  más allá de su matriz y si bien no llego a los huesos, como le comente, se extendió más de lo que pensamos.
-- ¿Y eso que significa?-- interrumpió Teodora con gran incertidumbre.
--Significa que le quedan máximo 2 meses de vida, a partir de hoy entrara a un tratamiento en el área de radiología, por el momento no le puedo dar mas expectativas.

El medico dio media vuelta y se retiro. En seguida entro Santiago. Estaba enterado de la situación. Miro a su esposa, la tomo de la mano,  con todo el amor que le fue posible le dijo;

 -- Se fuerte, tienes que vivir.

A pesar de entender la cruda realidad, esta vez, no hubo lágrimas, solo asintieron con sus cabezas y fuertemente estrecharon sus manos. Con la fortaleza de ambos sellaron ese pacto de vida…

Con férrea disciplina y constancia, quimioterapias, unas ganas enormes de vivir, más una fuerza de voluntad a prueba de fuego; Teodora se aferro a la vida y venció a su enemigo “El cáncer”.


El centro medico, a través de un grupo de doctores, la dio de alta el 16 de junio de 1976.

Conforme transcurrió su vida, salió victoriosa de todas y cada una de las batallas que la vida le fue presentado; una por una, siempre salió avante. Vio casarse a sus siete hijos. Conoció a sus trece nietos, mas ocho bisnietos. Su hijo Juan falleció en un trágico accidente automovilístico en el año de1978.  Ella se hiso cargo de su viuda y sus tres hijos. Santiago, su esposo, murió en el año 1982.

A partir de entonces fue ejemplo de dedicación, bondad y abnegación para toda la familia.

 Todo esto lo se, por que todo ese camino, lo recorrí de la mano junto a ella.

Se reunió con Dios el día de su cumpleaños; el primero de abril de 2006, pienso yo que ese fue su regalo.

Simplemente su corazón dejo de latir.

 En la tranquilidad de su casa, cerro sus ojos e inicio su nuevo camino…

En su habitación, mi abuelita estaba acostada, estábamos con ella; mis tías, mi prima rocio, mi madre, un cura y yo. 

 El silencio lo rompió el padre.

--Estamos aquí reunidos para decir adiós a una gran mujer, una mujer que supo ser madre, amiga, esposa y fortaleza de esta familia. Una mujer, que, hoy tiene que cumplir con la ley de la vida.  Devuelve su cuerpo a la tierra; por que polvo somos y en polvo nos convertiremos, mas su alma ya esta con Dios nuestro señor. "Que descanse en paz nuestra hermana Teodora Moreno Peregrino"

El representante de Dios comenzó a rezar en voz baja mientras comenzó  a aplicarle los santos óleos.


Llanto y tristeza era lo único que se observaba en toda su casa.

Cuando llego el personal de la funeraria, pase a su habitación con mi esposa y mis hijos; les explique a ellos (mi familia) que este era el momento del último adiós. Mi abuelita se iría para siempre.



Este era un sueño del que no despertaría más.


De rodillas acaricie su cabeza, la tome de la mano, bese su frente y le dije adiós…Hasta siempre madre mía.

Nunca he visitado su sepulcro ni creo que lo visitare. Siempre la disfrute tanto en vida, la respete y todo el tiempo le demostré mi cariño.

 A veces sueño con ella como si reviviéramos un día cualquiera.


Se que las personas mueren cuando las olvidamos.


Tengo la certeza de que nunca olvidare a quien fue para mi luz en la obscuridad, apoyo incondicional, y sobretodo, la mujer que me llevo de la mano la mayor parte de mi vida.

 “Dios te bendiga, abuelita teodorita en donde quiera que estés”.