lunes, 2 de noviembre de 2015

Dia de los muertos




2  de noviembre.

 En la tranquilidad de mi hogar  escribo esta reflexión para compartirla  con alguien allá afuera, pues se que  mientras estemos vivos,  alguien la leerá.

A lo largo de mis cuarenta y tantos años, muchas veces  he vivido ese momento tan triste y desgarrador que es la muerte. He visto morir a mis abuelos, he visto partir a muchos de mis tíos, me ha tocado llevar en hombros y depositar en su última morada a algunos de mis primos que yo quería y amaba  como solo se quiere a un hermano,  he visto la tristeza infinita de un par de padres abrazados, que,  al echar el primer puño de tierra le dicen  a su hijo:

--Adiós y  hasta siempre.--

Al final de el funeral de el Padre de un entrañable amigo mío, hubo un silencio que se torno un poco incomodo,  era el momento de agradecer y decir al fin adiós,  el dolor no les permitía decir epitafio alguno   o palabras de agradecimiento, se forma un nudo en la garganta que no permite que los sentimientos fluyan libremente. 

Recuerdo que abrazaba yo a mi amigo y le pedí permiso de decir algunas  palabras de adiós, esté,  me lo permitió, trague  saliva y recuerdo que dije algo así;

“Gracias a todos ustedes por acompañar a la familia “X” (por respeto omito el nombre) en estos momentos de dolor, hoy se va para siempre un padre, se va un amigo,  se va un esposo, se va un hombre grande, un hombre que con su ejemplo supo siempre estar a nuestro lado, un ser humano que con sus actos  nos inculco el valor de la vida, se va un hombre que con firmeza llevo de la mano a una familia, se va n amigo incondicional que siempre estuvo allí para darnos de su compañía.

 Gracias amigo.

 Gracias, compañero.

 Gracias padre mío.

 Sé que hoy descansaras por fin en los brazos del creador, hoy llorare lagrimas de dolor pues  mientras viva jamas volveré a ver el brillo  tus ojos.

 Desde hoy y para siempre vivirás en el cielo como las estrellas.

 Hoy cuando anochezca,  limpiare mis lágrimas y tratare de buscarte en el firmamento.

 Adiós y hasta siempre… (Dije su nombre completo).

Pedí  algunos aplausos, mismos que se prolongaron  más de lo esperado.  Agradecí la presencia de las personas y amigos al mismo tiempo que  les invite a pasar una  a la casa de mi amigo,  pues se realizaría una comida para agradecer las atenciones…

Un día nacemos, un día morimos.

La vida es tan corta que apenas nos da tiempo de vivirla:

Entonces...

 ¿Por qué la desperdiciamos? 


Al morir, un hombre deja la mujer que le acompaño toda la vida, una mujer deja al hombre que siempre le tomo de la  mano, un hijo deja a sus padres, un amigo se va para siempre... 

Cada segundo cuenta y  hay que vivir en intensidad, hay que vivir sin miedo, sin temor, hay que vivir sin rencores, hay que aprender a ser libre, hay que sembrar buenas semillas para que un día seamos recordados por los arboles que dejamos en nuestro bosque. 

Creo que ese el verdadero sentido de la vida.

Simplemente hay que dejar huella, es decir,  dejar un camino para que quien despues lo recorra nunca encuentre espinas. 

 Hay que  dejar en ese camino manantiales, refugios, dejar amigos que con tan solo decir que a mí me conocieron, estos,  les extiendan la mano y les otorguen una cálida sonrisa que les brinde confianza.

 Esa es nuestra misión en la vida.

 Amar, respetar y dejar solida huella.

 El orgullo y la vanidad salen más caros que el hambre y la sed. 

Por cierto,  de todos los que conozco y han partido, jamás he visitado sus sepulcros  y jamás lo hare,  pues,  se que las personas solo mueren solo cuando se les olvida, y todos, todos,  ellos aquí viven  aquí en mi mente,  aquí en mi corazón,  por siempre vivirán  hasta que mi corazón de su ultimo latido, todos ellos aquí estarán.

Cuando sea mí tiempo, tambien  moriré,  "El Escritor aficionado" dejara de existir, ese día,  en mi ultima morada, se que alguien me despedirá con unas últimas palabras.

 Le pido al creador, que ese día sea en algún sueño, que sea rápido y  sin dolor. 

Reposare al fin  en los brazos del creador, al fin conoceré su rostro, se que acariciara mi cabeza, le preguntare su verdadero nombre y al fin me reuniré con aquellos que un día ame.

“En memoria de tod@s aquellos que ya están en algún lugar del cielo”