viernes, 19 de agosto de 2011

Una noche mágica.

 
  Al abrigo de la noche, con la luna como testigo de su desesperación, una pequeña mujer corre a toda prisa en la obscuridad del bosque, es la princesa Alison. Solo tiene en mente una cosa: encontrar con vida a su amado Rubén. Entre arboles, a través de una estrecha vereda, levanta su vestido con ambas manos y corre con loco frenesí. Siente que  su corazón sale del pecho. Sabe que asesinaran al amor de su vida. Resuenan en su cabeza las palabras de uno de sus fieles sirvientes – ¡Princesa, escuche con atención no tengo mucho tiempo, el rey se entero de su amor secreto y ha ordenado la muerte del joven Rubén  a manos del hechicero, ya  le envié un mensaje   y te vera en lo alto de la montaña para que puedan escapar! – Momentos después, la princesa, se entero que su sirviente había sido torturado y asesinado por el rey, sabía entonces que no tenía mucho tiempo.

Así con ese pensamiento seguía corriendo.  Entre los arboles, vio en lo alto de la montaña cuatro antorchas que avanzaban rápidamente.
Era el malvado hechicero.  Habían sido descubiertos.
Sin dejar de correr, como pudo, se quito las zapatillas y apresuro sus pasos. Levanto aun más su vestido para apresurar su carrera.  De vez en cuando con sus manos limpiaba sus ojos, pues  abundantes lágrimas  empañaban sus ojos.

Al llegar a lo alto de la montaña,  al borde del precipicio, Rubén  se defendía de cuatro hombres encapuchados que con sus antorchas trataban de arrojarlo al vacio. Un grito desesperado emergió de los labios de la princesa.

--¡Rubeeeeen, Rubeeeen!-
--¡Vete, vete, huye, yo te alcanzare en el rio, veteé!—Grito el hombre desesperado mientras con su espada  defendía su vida.

El hechicero aprovecho la oportunidad y tomo por el cuello a la princesa, con su voz ronca y sepulcral dijo;
--¡Basta, es suficiente de juegos!— Sus sirvientes se replegaron tras el hechicero y se hiso un silencio…  un largo silencio…

Rubén sangraba por la boca, sus ropas estaban desgarradas como signo de una gran batalla librada,  a pesar de sus múltiples heridas saco fuerzas de su interior, jadeando,  con dificultad para respirar, blandiendo en lo alto su espada,  encaro a su malvado enemigo.

--¡Suéltala, el rey ordeno mi muerte no la de ella, suéltala!--
--¡jajajajaja! ¿Estás loco? ¿Sabes quien soy yo?— Dijo “Sorlac” el hechicero, al mismo tiempo que de su mano derecha  salía un gran rayo que ilumino parcialmente la montaña e hiso retroceder a Rubén casi al borde del precipicio.  --¡Salta, te dio la oportunidad, salta al vacio y le perdonare la vida a la princesa!—

Sorlac  apretó fuertemente el cuello de la damisela, mientras que ella con ambas manos trataba inútilmente de escapar.

Rubén miro hacia atrás, vio un enorme y obscuro vacio, apretó con ambas manos su espada y encaro al hechicero y sus secuaces. --¡eso jamás, nunca, lo oyes, nuncaaaa!—

De su garganta emergió un enorme grito de guerra mientras corrió a enfrentar a sus enemigos.
Era el momento,  matar o morir.
A una orden, de Sorlac, los encapuchados se abalanzaron  sobre el y comenzó la feroz batalla. Decidido, Rubén, de un tajo corto la cabeza del primero un de ellos, con la mirada perdida,  encendida por la rabia, atravesó el pecho del segundo y a uno mas le corto el brazo derecho, mientras el ultimo de ellos le sorprendió por la espalda y lo derribo,  rodaron por el pasto, el rufián lo tomo del cuello pretendiendo ahorcarlo pero hábilmente Rubén logro zafarse y lo lanzo al precipicio.

 Cuerpos  ensangrentados y  antorchas quedaron el pasto. La luna iluminaba aquel claro en la cima de la montaña.
Rubén versus el hechicero.
El momento final había llegado…

Con la respiración agitada y arrastrando la espada Rubén reto al hechicero.
--¡Suéltala, o si no…!
--¡O...si no.. que!—Apretó el cuello de Alison, quien puso sus ojos en blanco y desmallo sus brazos sin fuerza alguna --¡ jajajajaja!  ¿Se te o olvida que soy “Sorlaaaac”, el gran hechicero? ¡ jajajajaja!—

 Con fuerza arrojo a la princesa sobre los arboles, se elevo en el aire unos cinco metros, mientras su figura comenzó a resplandecer, extendió sus brazos, los dirigió hacia Rubén y pronunciando un hechizo, lanzo un gran rayo azul, mismo que  ilumino el cielo y la montaña, de hecho el resplandor se pudo ver desde varios reinos cercanos.

 Una tétrica y lúgubre carcajada hizo eco al rededor.

“Sorlac”, triunfante se desvaneció en el firmamento.

La princesa  Alison, aturdida, se levanto apoyándose en un árbol, trastabillando, tomo una antorcha que aun estaba encendida y busco a Rubén.

Con enorme tristeza y dolor vio el cuerpo inerte de aquel valiente que se atrevió a amarla, que  por amor enfrento al temido hechicero, que por amor,  había perdido la vida.

 Llorando amargamente, de rodillas,  se postro junto a el, tomo la espada y mirando al cielo, sin pensarlo, atravesó  su cuerpo, así emprendió de la mano de Rubén su camino al mas allá.
Donde se amaran por siempre…

Esto fue lo que vi en una representación a cargo de mi hija Alison Denise y sus chambelanes, el sábado 13 de agosto de 2011  durante la celebración de su fiesta de XV años.

 Fue algo maravilloso ver como a través de coreografías y música se represento esto en una pista de baile ( al menos eso fue lo que yo vi ) al ritmo de “Los reyes de la noche”. 

Todos nos sorprendimos, supe de una mujer que se enojo cuando el “hechicero” aventó a mi hija al suelo, por poco se levanta a golpear al chambelan.
Fue una fiesta que jamás olvidare. Se que Alison tampoco. Quince años espero esta noche. La espera valió la pena y el sueño  se hizo realidad. De verdad parecía una princesa.  La cena fue exquisita, un grupo norteño, no podía faltar el  “D.J” tequila y diversión, muchísima diversión.
Este día, 13 de agosto de 2011  , vivirá por siempre en la mente de Alison Denise,  no solo por que estaba rodeada de sus verdaderos amigos y familiares, sì no, porque sabe que todos ellos la quieren. Sabe  que siempre estarán con ella. Siempre a su lado.

Me gusta hacer amigos en todas partes, me gusta ser reconocido como una persona moralmente solvente, soy confiable, responsable y tengo ambiciones. Trato de ser una persona  en quien se puede confiar.
Alison Denise es igual que yo.
Caminar solos por la vida es lo peor que podemos hacer.
Siempre es bueno saber donde hay un oasis en el desierto.
La verdadera amistad es como un gran árbol,  llagado el momento, nos brindara sombra y frescura en el día mas soleado.
Alison, a su corta edad,  tiene ya sembrado un gran bosque lleno de árboles…

Dedicado con todo mi amor a la flor más hermosa que Dios puso en mi jardín.
Para ti…
“Ali”










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