martes, 30 de agosto de 2011

"Entrevista"


Mientras fumaba un cigarrillo en mi oficina, sonó el teléfono…  
--¡Oiga, oiga!  ¡Un señor se acaba de suicidar, apresúrese, la dirección es "Violetas 16" en el centro!--  Súbitamente la llamada se interrumpió. 

Como periodista siempre estoy  en busca de la mejor historia. Esta vez no se quien me  dio el “pitazo” pues tengo tantos contactos, más tarde lo averiguare…

Salí corriendo de mi oficina y rápidamente aborde un taxi...

 – ¡Por favor,  llévame a “Violetas 16”!  

Sabía que si era el primero en llegar, la exclusiva seria mía, así, podría venderla (la nota) al mejor postor.
Observando el tráfico, vi el bullicio de la ciudad. Unos vienen y otros van.  Es una lucha constante por alcanzar el éxito. Creo que es similar a  una selva en donde todos luchan por “algo” y  a veces ya no saben ni siquiera lo que en realidad querían,  es decir;  que en esa búsqueda, otros son los que nos usan para lograr ese “algo”. En una palabra, nos prostituyen.

-- "Vendería  mi alma al diablo por una nota sorprendente"…

 Grite en silencio. Grite en mi mente con la mirada perdida en la selva de concreto. Súbitamente el taxi se detuvo, de reojo el chofer me miro por el retrovisor, con una mirada dura y escalofriante me pregunto…

 -- ¿Qué fue lo que dijo?
--¡¿Perdón?!-  Perturbado conteste, mientras desvié la mirada ¿Como pudo haberme escuchado?  No lo se.
--“Violetas 16”, llegamos-- Nuevamente esa voz ronca me tomo por sorpresa.
--¡Ah, si, si, disculpe!— Descendí  rápidamente del vehículo  --¿cuánto es?--  pregunte con nerviosismo.
--¡No te preocupes, mejor espérame esta noche en tu domicilio!— Al mismo tiempo que me entrego una tarjeta.

Trate de leerla pero se consumió en mis manos.

 Sabia de quien se trataba, sin lugar a duda era obra del demonio. 

 De pronto el taxi había desaparecido y yo estaba en la entrada de un callejón obscuro con aspecto de basurero.  Un fétido olor llamo mi atención mientras me interne en ese lúgubre lugar. 
Grandes moscas rondaron sobre mi cabeza, bbzzzzzzzz, bbzzzzzzzz, bbzzzzzzzz, empecé a retroceder mientras con mis manos trataba de quitarlas de mi rostro, bbzzzzz, bbzzzz, eran tantas moscas que perdí el equilibrio, tropecé y caí de espaldas. 
Caí sobre un animal muerto, miles de gusanos lo estaban devorando, su hocico y mi boca quedaron a centímetros, el fétido olor fue insoportable, mis  ojos se abrieron descomunalmente del horror. De pronto el animal abrió los ojos, o lo que quedaban de estos, mientras unos gusanos caminaban sobre ellos, una lúgubre y apestosa voz salió de su hocico...

 --¡Recuerda, esta noche te vere en tu casa! ¡ja, ja, ja, ja, jaaaa!— su risa hiso eco en ese lugar.

Trate de levantarme de prisa. Los gusanos estaban en todas partes, y ahora por todo mi cuerpo, desesperado los sacudía, manoteaba por toda mi humanidad, tropecé mientras corría, las moscas otra vez llegaron como lluvia, bzzzzz, bzzzzz, me levantaba, me sacudía y volvía a caer. Mientras esas carcajadas no dejaban de hacer eco en el callejón… ¡ja, ja, ja, ja, jaaaaa! …

Me fui directamente a casa,  trate de tranquilizarme y quise asimilar lo que había sucedido --¡Creo que entrevistare a la figura más importante, a la encarnación del mal!--  Al menos eso pensé, aun sobresaltado.

Llego la media noche y yo estaba impaciente, no sabia lo que en realidad sucedería.

Cuando sonó el timbre de la puerta, mi corazón latió al máximo. Sabía que del otro lado estaba el misterio. Abriría la puerta al propio mal. Al mal absoluto. Al mismo diablo, a Satanás, trague saliva y al fin abrí, en realidad esa puerta no la abrí yo,  si no mis ansias de conocer y mi curiosidad por saber. 


Allí estaba frente a mí, un viejo enjuto, ligeramente apoyado en un bastón largo y negro, con una pequeña piedra de rubí en el extremo del mismo.
Vestía  un impecable traje negro, con ademanes elegantes y con una mirada penetrante, casi incomoda de mantener. 


Tembloroso encendí mi pequeña grabadora...

--¿Satán, supongo?-- le pregunte con una cierta ironía, el me miro, sonrió y me contesto.
--¡Belcebú!-- para los amigos y guiñándome un ojo entro en mi casa. 

A decir verdad no sentí nada  especial,  si no es por que sabía de quien se trataba, seguramente seria un anciano cualquiera de cualquier lugar. No se si era su forma de comportarse,  su mirada o el tono apagado pero seguro de su voz  que parecía envolverme por completo, pero si se qué no me produjo ningún tipo de terror, miedo o siquiera desconfianza.

--Siéntese aquí--  Le dije señalándole el viejo sofá en el extremo norte de la sala cerca de la chimenea que mantenía vivamente encendida con un pequeño tronco de encino.
Este, acepto la invitación y se sentó mirando al fuego, apenas fueron unos segundos, pero como lo miraba (al fuego), era  como una madre mirando a su hijo andar por primera vez. Sus ojos negros casi cobraron vida a la vista de las llamas,   creí incluso vislumbrar una leve sonrisa en sus labios. Solo fueron segundos, pero juraría que era como si le hablara al mismo fuego.

No puede evitarlo y le hice la primera pregunta
 --¿Le gusta el fuego, verdad? --
--Ni me gusta, ni me disgusta, el fuego forma parte de mí, como un brazo o una pierna, pero a su vez, yo soy la misma fuente de ese fuego--
No entendí esa última parte así que decidí seguir con el tema.
--¿Por que se le relaciona tanto con el fuego? --
--Supongo-- me dijo sin dejar de mirarlo -- que ese fuego,  se supone  es purificador  y  supongo que es el infierno al que tanto teméis, no es solo un castigo si no una fuente de purificación—

La verdad es que ese comentario me hizo pensar que quizás las cosas pudieran ser de otra forma a como estábamos acostumbrados a verlas.

--¿Así que el infierno es algo que se supone nos purificara?-- Me miro y  su mirada se hiso de  hierro, el fuego se avivo y pude sentirlo cerca de mi rostro (el calor de este), mantuvo el silencio durante unos estremecedores tres o cuatro segundos y contesto.
--No, el infierno no purifica, el infierno te hace ver  el error de tu vida y el fuego te hace sentir hasta que punto ese error,  erró,  el camino de tu vida, el hombre crea su propio infierno desde el día que nace.


Me dejo casi sin saber que debía de decir, pero tenia que intentar ser yo el que llevara esa conversación y no dejar que me manejara el a mi, después de todo mi única y verdadera intención en esta entrevista era conocer al verdadero Satán y su razón de ser para hacerlo saber al la humanidad. Por lo que pase al principio lógico de cada entrevista. Empecé por el mismo comienzo de su historia.


--¿Y  dígame  es usted el ángel caído del que habla la Biblia?
--¿Ángel caído? – Sonrió y por primera vez me miro directamente a los ojos, Reconozco que me recorrió un escalofrió y creo que hasta temblaron mis manos.
--Si , supongo que soy ese ángel caído, aun que no fue la historia tal y como ustedes la conocen o como se las dieron a conocer-- Dejo pasar unos segundos, dirigió su mirada al fuego y continuo su relato, con su mano apoyada en el bastón que mantenía a su derecha, sin soltarlo ni por un segundo.

--Al principio de los tiempos,  Dios creo un universo que realmente no tenia sentido alguno. Maravilloso en su extensión, en su belleza, en su complicada dinámica de funcionamiento. El mundo era una materia complicada y sin vida.
Dios quiso crear algo que diera sentido a esa creación, algo que no solo admirase su obra, si no que supiera valorarla y enriquecerla de alguna manera, formando parte de ese universo que el mismo creo. En un principio creo animales, no personas, seres que andaban por la tierra con la única función de cubrir sus necesidades. No era lo que Dios deseaba, así pues,  les entrego el don del raciocinio y la inteligencia. Realmente con esto  lo único que hizo, fue que esos seres dejaran de ser bestias para empezar a ser hombres. Pero seguían sin algo necesario para admirar la obra de Dios, les faltaban sentimientos, así que, creo el alma y pasaron de ser hombres a ser  “humanos” y ¿como no? también empezaron los problemas. Personalmente  discutí con “el”; le hice saber que la mezcla del alma y el raciocinio solo podría traer conflictos, “el” me respondió que una creación suya nunca podría ser mala. Entonces surgió la discusión y “rete” a Dios a una especie de apuesta, yo apostaba por los problemas que el nuevo "ser" tendría por la mezcla del alma y el raciocinio, el apostaba, por que su creación debía de ser la combinación perfecta en un universo que solo un ser así seria capaz de valorar. Le rete y  le dije; que si estaba tan seguro de eso, le diera a ese nuevo ser un nuevo don; “El libre albedrio”  es decir que el pudiera escoger como ser y como desarrollar su vida. Dios acepto el desafió.  Dejo que el hombre utilizara su cerebro y su alma para decidir como seria en su vida, es decir, su comportamiento moral. Durante esa apuesta, Dios seguiría en su paraíso, donde recibiría a la gente que sin su ayuda siguiera una línea de comportamiento conforme a su idea y a mi, me mandaría a otro reino, donde estarían los que, en fin, digamos que no tenían demasiadas reglas.

 En ese instante me miro, describió una sonrisa burlona en su rostro y me dijo. 


--Se que te preguntaras,  ¿Quien gano esa apuesta?  la respuesta; amigo mío, aun esta en el aire, pero creedme, yo no voy perdiendo. 


Su historia de cómo empezó todo, debo reconocer que como poco me dejo algo sorprendido, ¿Como algo tan profundo y tan esencial para el hombre, en realidad parecía haber salido de algo tan superfluo como una apuesta?


Tenía tantas preguntas que hacerle que me resultaba complicado ponerlas en orden así que le mire y lo primero que me vino a la mente fue…


--¿Por qué si usted teniendo los supuestos poderes que tiene se te ve tan viejo? ¿No era más lógico ponerse una forma exterior más atractiva para el hombre? --  De nuevo miro al fuego y murmuro.
--¿Para el hombre?  el hombre no busca en mi belleza exterior, lo que busca es lo que desea  y no puede conseguir,  que por conseguirlo es capaz de pactar conmigo, da lo mismo que forma tenga,  puedo ser un animal horroroso, un ser rojo con cuernos , una belleza de mujer, puedo ser lo que sea, pero,  para el hombre lo único que importa es conseguir sus mas bajos deseos pues sabe que represento al mal,  y el mal no se creo ayer ni hace un mes, ni siquiera años, el mal se creo con ustedes hace milenios  ¿Que tiene de malo presentarme con mi edad? no soy mas que la experiencia y el tiempo.
--¿Que es el mal ?-- Le pregunte esperando que fuera una pregunta profunda y meditada por este personaje tan extraño.
--El mal es el deseo del hombre. Por ser siempre más de lo que realmente es, es el deseo de querer la felicidad. Siempre por la vía fácil rápida y cómoda. El mal no es mas que la envidia sin limites, la avaricia desmesurada, el amor a si mismo mas que a todas las cosas. Yo nunca genero el mal. Lo único que realmente hago es enseñarle el camino a sus deseos, pero digamos que no es el camino más correcto.
--¿Entonces el hombre es malo por naturaleza?
--No amigo, eso seria para Dios ponerme muy fácil a mí la apuesta, El hombre no es malo por naturaleza, más bien en la mayoría de los casos,  lo hace malo la relación con los demás hombres.


Me quede pensativo aquella respuesta no tenia lógica para mi.  El seguía mirando al fuego
Impávido. Sin prisa alguna para dar respuesta a mis preguntas. Antes de continuar cuestionándole me dijo;

--Los hombres que de verdad son buenos, me consta, lo son, por que miran a los demás hombres como seres humanos y no solo como hombres. El ansia que tenemos todos por ser mas que los demás, por aparentar que somos los mejores al precio que sea, por sentirnos perfectos en cualquier momento o situación, esa es la puerta al mal, aquellos hombres que mirándose al espejo lo primero que ven no son sus deseos, si no el deseo simple de ser felices con lo que tengan esos hombres rara vez tocan a mi puerta --
--¿Entonces señor Satán? según usted ¿que seria el amor? -- Me miro desconcertado y contesto.
--¿El amor?  ¿Crees que si dios hubiese  creado el amor,  yo tendría alguna posibilidad de ganar la apuesta? seria de locos, jamás podría ganar esa apuesta. El amor del que me hablas es como encontrar rosas en un volcán. Pocas son las personas que saben realmente que significa eso y menos aun las que de verdad lo pongan en práctica. El amor es algo antinatural de por si para el hombre. Por que supone entre otras cosas dejar de ser uno mismo para ser más de los demás y el hombre es demasiado egoísta para hacer eso así como así. El hombre siempre buscara ese amor. Muy pocos creerán en el de corazón. El hombre siempre envidiara el amor entre los demás, deseando disfrutarlo él alguna vez. Pero nunca sacrificara nada para ganárselo y acudirá a mi para que se lo ponga fácil y entonces dejara de ser un verdadero amor para ser una vulgar compra o un trato. “La gente que ama de verdad; no teme, no tiene miedos,  se entrega, confía, solo piensa en dar y muy pocas veces en recibir”. Esa gente amigo mío, es más bien escasa, creedme; pero también es cierto que son los más numerosos en el otro reino, por que ciertamente las personas llenas de ese amor y que sepan utilizarlo tienen el verdadero poder para ser felices en este mundo y son los únicos que yo apenas puedo ni siquiera retar. 


Lo pensé, creo que tenía razón, no quería alargar la entrevista, así que le hice una última pregunta.


--¿Dígame, si pudiera, retaría otra vez a Dios con la misma apuesta?  Dejo de mirarme, miro su bastón lo deslizo delante de sus piernas y se puso en pie, dirigió una mirada mas al fuego con una leve sonrisa.  El fuego de repente se avivo, sentí miedo en ese momento. Se dirigió a la puerta.  Por unos momentos pensé que ni siquiera se dignaría a responderme, pero justo en la puerta y sin girarse siquiera a mirarme me dijo;


--¡La respuesta a eso la tendrás en cuanto yo salga de aquí! ¡Ah, no lo olvides, tienes lo que querías y un día vendré por ti!  ¡ Ja.ja.ja.ja.ja!


No entendí, pero el atravesó esa puerta sin abrirla siquiera y sin mirar ni una vez mas hacia atrás.
Me quede sin habla y peor aun, sin respuesta. No se que me quiso decir con eso, así que me levante y deje mi grabadora sobre la mesa, fui al baño a enjugarme la cara, de repente allí estaba la respuesta me quede blanco, impávido, me temblaron las piernas, y un frió sudor recorrió mi frente.


Al mirarme al espejo, vi toda mi maldad, reconocí en mi reflejo al mismo Satanás, al que minutos antes entrevistaba.


Esta claro que el repetiría la apuesta, es una apuesta ganadora, por que Satán no es un ser perdido en la historia, es un ser que nace y crece en nosotros mismos.

A veces sueño con ese perro, descarnado,  fétido, lleno de gusanos. Me  esta devorando,  no puedo hacer nada y despierto gritando horrorizado.

El ser humano es rey del mal en este mundo;  crea hambrunas, fabrica armas, roba, mata, secuestra, viola, hace guerras.

La maldad la cultivamos día tras día, hora tras hora, segundo por segundo, dentro… muy dentro de nosotros. Siembra discordia y cosecha enemistad.

Creo que ya olvidamos el verdadero propósito para el que fuimos creados…  “Amarnos los uno a los otros”.

Se que aun existen muchos hombres y mujeres buenos...

¿Quieres saber cuanta maldad vive en ti?

 De casualidad...

 ¿Tienes un espejo?



  

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