domingo, 24 de julio de 2011

El callejon.

  

  
Camino sin rumbo en la obscuridad de la noche. Ya tengo algo de sueño, quizás duerma otra vez en el callejón de siempre. Desde que me fui de casa ese lugar ha sido mi refugio. Mi nuevo hogar. La verdad esa ya no era vida. Todos me ignoraban, poco a poco deje de interesarles, hasta llague a acostúmbrame. Lo ultimo que soporte fue una golpiza que me dio Rogelio. Estaba yo dormido, Rogelio llego muy borracho y sin previo aviso comenzó a patearme. Salvajemente lo hiso, sin decirme nada. Solo me pateaba una y otra vez. Como pude escape de casa y corrí hasta que no pude mas.

Así fue que decidí  no regresar. Nunca más. Para comer he mendigado en basureros, he bebido agua de los charcos, incluso duermo en la calle.  No me importa, esto es mejor que seguir en esa casa.

En un callejón encontré una cama de cartón, quizás de otro huésped-viajero. Aunque hay ratas tenemos un  pacto, ellas no me hacen nada y yo tampoco.

Esta noche esta algo fría. Ya comenzó a llover. Los relámpagos iluminan mi “callejón” al igual que a mis ojos. El constante ruido que producen las gotas de agua al estrellarse en el suelo comienza a arrullarme. Tengo hambre, mucha hambre.  Hace dos días no he comido. Es mejor dormir. Mañana será otro día y quizás tenga algo de suerte.

Un fuerte tronido me saco de mis sueños ¡¡puummm!! Rápidamente me incorpore y me puse en alerta. Un hombre entro corriendo perseguido de dos más, que, con pistola en mano se quedaron en la entrada…

--¡Estas perdido infeliz, estas en un callejón, no tienes salida!— Grito uno de ellos; el más gordo.
--¡Jajajajaja, estas bien wey, la neta salúdame al diablo, jajajaja! — Dijo con una voz ronca el segundo de ellos.

Comenzaron a avanzar mientras nos apuntaban con sus pistolas. Aquel hombre y yo lentamente retrocedimos hasta que la pared quedo a nuestra espalda. No pudimos hacer más. La muerte se acerco de la mano de dos hombres y pude verle a los ojos. Los maleantes se detuvieron a unos dos metros de nosotros. Como un ballet mortal que sucede en cámara lenta, al mismo tiempo, levantaron sus armas y jalaron el gatillo, en ese instante yo cerré mis ojos y  la obscuridad del callejón fue brevemente iluminada por ese par de relámpagos mortales. A mis pies cayo el cuerpo de aquel desdichado, me postre ante el y quise hacer algo, mas un arma me lo impidió, en eso escuche…

--¿Y con este, que hacemos? ¿Nos lo echamos?
--¡No... déjalo... el que nos importa ya esta muerto! — Al mismo tiempo que acciono nuevamente su arma para rematar a su antiguo enemigo.

Nuevamente la luz mortal  ilumino mi “hogar”.

El mas gordo de ellos guardo su pistola entre su pantalón y saco una cajetilla de cigarrillos, le ofreció a su compañero y comenzaron a fumar. Yo seguía de rodillas, por el miedo estaba inmóvil, permanecí junto al cuerpo inerte de aquel desafortunado hombre  mientras vi alejarse tranquilamente a ese par de asesinos.

Afuera continuo la lluvia  y un trueno me hiso reaccionar.

No se cuanto tiempo paso, de repente estaba caminando por una obscura calle. La pertinaz lluvia empapa mi rostro. Vi un árbol en donde podría descansar y de inmediato me quede dormido.

Los cálidos rayos del sol que logran pasar entre las hojas de aquel árbol anunciaron el fin de mi descanso. Un gran bostezo y unos cuantos estiramientos son suficientes para iniciar el día. Comencé a caminar en busca de algo de comer. Al pasar cerca de una casa vi mi figura reflejada en una puerta de aluminio y vi que tenia manchas de sangre en varias partes de mi cuerpo, recordé de pronto la noche anterior, lo que pensé era una pesadilla en realidad había sucedido.

Por instinto corrí hacia el callejón, no se para que, pero quería ver “la escena del crimen”.

Corrí tan rápido como pude. Mis pensamientos estaban confundidos. Tal vez viendo el callejón recordaría todo. Mi loca carrera fue abruptamente interrumpida por el fuerte sonido de un claxon más el rechinido de unas llantas. No tuve precaución al cruzar una avenida y por poco fui arrollado por una camioneta. Quede inmóvil, ese desagradable olor a llantas quemadas y el polvo dificulto mi respiración. Estaba en el suelo pero no me había pasado nada, que suerte la mía.

 El susto hiso que me desvaneciera len-ta-men-te…

Solo alcance a ver un hombre que rápidamente bajo de la camioneta, alto, blanco, usaba lentes, con mucha delicadeza me tomo en sus brazos y no supe más…

--¿Tiene sangre?- Pregunto el chofer.
-- Si, pero no es de el— Contesto el hombre que viajaba en la parte trasera.
-- Entonces...¿A donde vamos? – Dijo el conductor al mismo tiempo que observo el retrovisor.
-- A casa... a casa por favor.

Desperté en una casa grande; en una gran cama, suave como el algodón. Con cautela me moví por aquel lugar. Cerca de mi estaba un gran plato de comida y agua  ¿Cuanto tiempo tenia que no comía de esa forma?  La verdad no espere invitación alguna y en solitario me di un gran banquete. Regrese a mi cama satisfecho. Escuche un ruido y de repente apareció ella.

--¡Hola!— Me saludo con gran interés.
--¡Hola!— Respondí tímidamente y continúe — ¿Vives aquí?
-- Si, me llamo vianca.
-- Yo me llamo…
--¡Estopa!  ya lo se... Rubén me lo dijo.
-- ¿Estopa? ¿Rubén?—Conteste confundido
-- Jajajaja, mira, Rubén es el “jefe”, el te trajo y me pidió que te diera la bienvenida y como no sabíamos tu nombre tu puso estopa, jajajaja.
--Jajajaja, es que hace mucho no voy a la peluquería, estopa, me gusta  en fin, así sea.

Al día siguiente me llevaron al veterinario… ¿Por qué?... 


Pues por que soy un perro.

Los animales también sufrimos, sentimos miedo y tenemos sentimientos.  Al  principio nos tratan bien (nuestros dueños) pero los humanos creen que somos juguetes, cuando les aburrimos simplemente nos botan, nos matan de hambre. Terminamos amarrados con un laso. Enjaulados como criminales. Confinados en azoteas o de plano nos echan a las calles, estas, están llenas de peligros.


 Por naturaleza somos “El mejor amigo del hombre”  pero...  ¿Por que el hombre no es nuestro mejor amigo?

Todos los días hago ejercicio al lado del “jefe”. Salimos a correr muy temprano, además, juego en un gran jardín  con mi nueva amiga “Vianca”, creo que me estoy enamorando, jajajajaja.

Regularmente me llevan a la peluquería, después de un rico baño, cortan mis unas, limpian mis oídos y hasta perfuman mi cuerpo.

Las historias con final feliz si existen. La mía es una de ellas, de mendigo pase a millonario.

El mundo necesita mas personas como “el jefe”, gente que como el,  esta decidida a cambiar la sociedad en base a la labor altruista, se que el es así, y lo se, por que desinteresadamente me adopto.

Hoy nada me preocupa... mis días de dormir en las calles y beber agua en los charcos se terminaron.


 Nunca más tendré que mendigar  en la basura para poder comer.
Hoy soy feliz, inmensamente feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario