Jueves, 8.30 p.m. En la obscuridad conduzco por la autopista 86 Mexico - Reinosa, toda mi familia viaja dormida en nuestra camioneta; mi esposa, hijos, nietos y
yerno, regresamos de un viaje corto a un balneario en el estado de
Hidalgo, que dicho sea de paso, es un paraíso: “El
tephe”. Alberca de olas, áreas verdes,
aguas termales, toboganes y comida con sabor a provincia aderezada
con mucha, mucha, diversión. Todo el día nos la pasamos en el agua. Yo
estuve tres horas en la alberca de olas. Un pequeño descanso, una cerveza helada… y a nadar, otra vez, lento y suave. El agua tibia y yo, éramos uno solo. De vez
en cuando abrazando a mi esposa, quizás alguno de mis hijos o tal ves
algún nieto. En estos paseos cortos, trato de aislarme de vez en cuando, es decir, busco aislarme pues disfruto mucho la soledad, busco paz en mi interior y mi familia me lo permite.
Hacía algún
tiempo les había prometido ese viaje.
Hoy se cumplió la
promesa.
A punto de llegar
a casa, todos comenzaron a estirase y bostezar como cuando suena el despertador,
con los rostros enrojecidos recuerdo de
ese día de diversión. Todos coincidían en una cosa; “Estamos
cansados y tenemos hambre papá”….
¿A caso yo no tenía hambre? ¿A caso nunca me canso?
-- Muy buenas noches, bienvenido a Dominos pizza, ¿le tomo su orden? bla, bla, bla, bla, bla, ¿Queso extra? Bla, bla, bla, bla…
Para ser honesto solo entendí que mi pedido estaría en 30 minutos…
Luis (el mayor) ya es un hombre, toma libremente sus decisiones y asume las consecuencias de sus actos.
Karina es una mujer, casada, con dos hijos, sabe que toda acción tiene una reacción, sabe que la estabilidad de un hogar depende de uno mismo, de la tolerancia y respeto.
Alison a su corta edad es una mezcla de los que son sus hermanos, es disciplinada y absolutamente responsable de su vida.
Las cosas materiales el creador las ha provisto.
Como lo hace todo padre y madre que de verdad ame a su familia.
La promesa que les hice.
¿A caso yo no tenía hambre? ¿A caso nunca me canso?
-- Muy buenas noches, bienvenido a Dominos pizza, ¿le tomo su orden? bla, bla, bla, bla, bla, ¿Queso extra? Bla, bla, bla, bla…
Para ser honesto solo entendí que mi pedido estaría en 30 minutos…
Luis (el mayor) ya es un hombre, toma libremente sus decisiones y asume las consecuencias de sus actos.
Karina es una mujer, casada, con dos hijos, sabe que toda acción tiene una reacción, sabe que la estabilidad de un hogar depende de uno mismo, de la tolerancia y respeto.
Alison a su corta edad es una mezcla de los que son sus hermanos, es disciplinada y absolutamente responsable de su vida.
Las cosas materiales el creador las ha provisto.
Como lo hace todo padre y madre que de verdad ame a su familia.
La promesa que les hice.
Al parecer el
papá nuca se cansa, de ser así… ¿Con quién se quejaría?
A veces me
pregunto: ¿Por que esos días, que se supone, son para
descansar, regresamos más cansados?
Después de
someterlo a votación, la decisión fue que cenaríamos pizza. Nadie tenía ganas
de cocinar. Solo comer y “descansar”
(?) así que tendríamos una breve parada en un centro comercial.
Como todos venían
“cansados” , solo mi hija Alison y yo descendimos de
la camioneta. En la oscuridad del estacionamiento subterráneo le tome de la
mano, como siempre lo hago. Un gran bostezo vi en su rostro…
--¿Cansada?- le dije en tono de sarcasmo, levantando una ceja.
-- ¡Papiiii!-- fue lo único que pudo pronunciar al mismo tiempo
que me abraso, mientras sus pies los arrastraba, pues de verdad eso de nadar sí
que fatiga el cuerpo.
Al llegar al
mostrador (de las pizzas) pedí mi orden
a un “robot-empleado” que al
atenderte no se inmuta en lo más mínimo. El fastidio por su trabajo era
visible, ademas que casi eran las 10 de la noche. Hablaba de una manera peculiar, como rezando un rosario y tener
prisa por terminarlo...
Nos
sentamos en unas mesitas pequeñas. Mi hija me abraso. Pasaron unos largos
minutos… largos… muy largos. El
cansancio y la fatiga hicieron que mis ojos comenzaran a cerrarse. Comencé
a cabecear, como lo hace un pollo moribundo. Con el ruido de los motores de
refrigeración de fondo, mi hija comenzó a acariciar mi cabeza…y
escuche murmurar… con enorme ternura;
--¡Papi, ya estas viejito… ahhh… ya te queda poco cabellito en tu cabeza, y, y ,y tus
canitas...ahhhh! ¡Prométeme que nunca te vas a morir! ¡Por
favor, prométeme que nunca te vas a morir!
Olvide el
cansancio, trague saliva, la mire a los ojos y le dije:
--Hija, sabes que
nunca te mentiría, esto es algo que no te puedo prometer…
Tarde o tempano, algún día, hijita mía, voy a morir…
Retire mi mirada
de sus ojos, me levante, con un nudo el la garganta, camine un poco. Un par de
lágrimas rodaron por mi rostro.
¿A que padre o
madre le gusta acariciar la idea de dejar a sus hijos solos, tengan la edad que
tengan?
Comencé a
recordar las promesas que algún día hice (a mi familia) y que por cierto, todas
cumplí, ya que, estas promesas, las hice por amor.
Le prometí a Dios
estar siempre al lado de mis hijos, pues el los puso en mis manos.
A mi
esposa le estar a su lado, en las buenas y en las malas, en la enfermedad y la
prosperidad, juntos de la mano recorremos a diario el camino de la vida.
Me prometí a mi
mismo una vida tranquila, con el favor de dios así ha sido.
Las pequeñas
cosas que les prometí, siempre se cumplieron; juguetes, mascotas, ropas,
cumpleaños, viajes, etc.
Siempre he
pensado que mi palabra vale y nunca he prometido imposibles. Jamás les he
mentido, sea cual sea la condición soy franco y nunca prometo, lo que no será.
Sé que no estoy
tan viejo, pero como sea ya viví… quizás un poco más
del que cualquier otra persona de mi edad. He visto como se han ido muchos familiares y amigos míos. A algunos la muerte les sobrevino de manera inesperada, otros, han fallecido a manos de la delincuencia. Definitivamente se que no somos eternos, al morir nada nos
llevaremos y nuestro paso por la vida es
efímero y fugaz.
La vida es tan
corta que apenas nos da tiempo de vivirla.
La vida me ha
dado lecciones y yo las he aprendido. Así nada mas, sin cuestionar, un día
aprendí que “El orgullo y la vanidad, salen más
caros que el hambre y la sed”
Sé de sobra que
"Hacer promesas sin cumplirlas es peor que mentir, pues hacen creer, soñar
y por ultimo llorar".
Y yo... Yo no soy
un mentiroso.
Hoy mi familia
sabe que solo queda una cosa por cumplir, les prometí caminar siempre a su
lado, ellos saben que siempre estaré allí.
Los saben por
que, lo que prometo, lo prometo con el corazón y lo sello con amor.
Ellos saben que
cumpliré…
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