jueves, 26 de enero de 2012

Todos crecimos juntos.


“Cuando en las noches yo me pongo a soñar, miro en mis sueños un juguete volar, es un juguete que a mi me hace vibrar, con sus colores y su velocidad, el rehilete es el juguete que a mi me hace soñar”

Con esta canción iniciaba un programa que llevo por nombre "Rehilete", y se transmitía los domingos allá a principios de los 80’s.

 La producción corría a cargo del instituto mexicano de la televisión (Imevision) y  era avalado por la productora nacional de radio y televisión (Pronarte). Una serie llena de imaginación, reportajes muy interesantes y unos personajes con disfraces muy sencillos.
La cercanía con el televidente, pienso yo,  era el éxito de este programa. Recuerdo que cursaba el quinto grado de primaria y junto con otros compañeros enviamos algo que pretendíamos  fuera un reportaje.  La verdad solo era la descripción del lugar donde vivíamos, así, con la promesa de recibir un diploma lo redactamos y lo enviamos por correo. A diferencia de hoy, que podemos llegar incluso a otro continente con solo dar un clik, este, tardaba meses.

 Un día, casi al final del curso después del recreo, llego el director a nuestro salón de clases; observo a la maestra,  con esa voz ronca que tenía dijo:
 --- ¡Las siguientes personas que voy a nombrar, se levantan de su lugar, Julio Carmona, Isaías Morales y Enrique Santillán! 
Al escuchar mi nombre un escalofrió recorrió mi cuerpo, aun no asimilaba lo que estaba pasando, cuando dio la siguiente orden:
-- ¡Acompáñenme a la dirección!

Como condenados a muerte, uno a uno nos acercamos a la puerta. Yo fui el ultimo en salir. El director puso su áspera mano en mi espalda. Eso me cimbro por completo. Antes de retirarnos, exclamo señalando a la maestra --¡Usted también!

La máxima autoridad de aquella primaria  avanzo a pasos largos. Nos dejo un poco atrás. La maestra nos abraso como una gallina que protege a sus polluelos. Con un hilo de voz nos pregunto  --¿Pues que hicieron?— Nos miramos entre nosotros.  Levantando los hombros nos quedamos mudos.
Con el pánico de la mano y gran incertidumbre por fin llegamos a la dirección, allí  estaban de pie dos hombres con traje mas tres mujeres con falda negra y blusa blanca.

 Siempre he sido muy astuto. Capturo en mi mente los detalles y los asocio con ideas. Me llamo la atención el logotipo de los gafetes que portaban estas personas, unos del “Pronarte” y otros de “Imevision”.

 El miedo que tenia fue reemplazado por una alegría inmensa y no pude evitarlo, ante la mirada atónita de la maestra y de mis compañeros, comencé a gritar,  a brincar, al mismo tiempo que eufóricamente abrase a mis amigos.

 --- ¡Son los de la tele, son los de el programa “Rehilete”, son los de la teleeee!

Una mujer se unió a la celebración y confirmo mis palabras:
-- ¡Si niño, somos de la televisión del programa rehilete!

 El director recibió a nombre de la escuela un reconocimiento. De unas camionetas bajaron bolsas y bolsas de juguetes. Por los altavoces se llamo a todos los alumnos al patio y en una mini ceremonia nos entregaron los anhelados diplomas. A  todos los  alumnos les repartieron una cantidad impresionante de golosinas, pelotas, cochecitos de plástico, cuerdas para saltar, muñequitas, trompos de madera, luchadores con la figura del santo y desde luego no podía faltar el invitado especial, “El rehilete”.

Maestros y el personal de la televisión improvisaron una pequeña comida  como  agradecimiento.

El resto del día fue un recreo inolvidable. Todos con un juguete en mano dimos rienda suelta a nuestra imaginación entre globos, serpentinas  y confeti…

Nuestra niñez quedó en el pasado, como sea que esta haya sido, nunca regresara.
A veces me miro en el espejo, busco al niño que un día fui y me pregunto, ¿A dónde van los niños que ya no están? 

Al paso de los años olvidamos que un día fuimos niños.

Sin saberlo, todos los que estamos leyendo esto crecimos juntos, solo que en diferentes lugares, unos con arcoíris y lluvia de caramelos, otros con hambre y  agujeros en los zapatos.

 Los niños de ayer hoy somos adultos, que desde nuestra trinchera  estamos trabajando unidos para ofrecer a nuestros hijos un mundo y una vida mejor.

“El rehilete es el juguete que a mi me hace soñar, con sus colores yo me siento flotar, entre las nubes de la dicha, la fantasía y la felicidad”     
                            

1 comentario:

  1. impresionante historia. Yo recuerdo vagamente el programa, pero no recordaba eso del reportaje. Nos toco vivir aun una niñez sana y llena de imaginación, y a la vez, estamos viviendo cosas que en nuestra niñez eran impensables (tecnológicamente).

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