domingo, 4 de diciembre de 2011

Teodora regalo de dios

Centro medico, México distrito federal, enero 1972

--Mire señora tengo que ser honesto con usted, necesito sea fuerte, tiene cáncer en la matriz y en los ovarios.
-- Y eso es ¿grave?
--¿No sabe lo que es el cáncer?
--No, no lo se.
--Ok, mire, son células malignas que destruyen su cuerpo, realizaremos una operación, vamos a retirar la matriz y los ovarios, además de paso vamos a evaluar que no se encuentre (el cáncer) en sus huesos.
--Y si ya lo tengo en los huesos  ¿También me los van a quitar?

El doctor
 quiso sonreír por un instante, pero, ante la mezcla de duda e incertidumbre en la expresión de Teodora, comprendió que la pregunta fue por ignorancia hacia el tema.

-- No, eso no es posible, de ser el caso tendremos que seguir un tratamiento en el área de radiología.
--¿Y eso cuanto va tardar?
-- Esa pregunta no se la puedo contestar, sin embargo es, ur-gen-te su operación, la voy a programar para que la operen en  4 días, sin embargo, si le viene un sangrado intenso... que la traigan rapidísimo a urgencias, y otra cosa, como le dije al principio tengo que ser honesto con usted... no le quedan mas de 20 días de vida, lo siento…

De regreso a su casa Teodora no dejaba de pensar en las palabras del doctor… cáncer… ovarios… 20 días...

Sumida en sus pensamientos  llego la hora en que tendría que explicar la situación a su esposo Santiago; militar retirado que ahora tenía una frutería; “Las huertas”.  El negocio no daba para mucho, pues en realidad viva de su pensión, pero esté le mantenía ocupado, al llegar a casa fue directamente a hablar con el.

--Mira viejo, el doctor me dijo que tengo cáncer y que no me quedan mas de 20 días de vida, ¿Qué vamos a hacer?

Santiago se quedo helado; era la primera vez que no tendría nada que responder.

Esa noche, después de poner al tanto a sus hijos fueron a su habitación.  Recostados y abrazados lloraron en silencio durante un largo tiempo. No hubo palabra alguna. Sus lágrimas se confundieron y sus almas se fundieron en un beso salado y triste con sabor al adiós.

Cuatro días más tarde…


 Algunas horas después de la operación Teodora recibió la visita de un doctor, que, por la expresión  de su rostro, ella casi adivino sus palabras.

--¿Como se siente señora?
--Muy adolorida.
--Tengo que ser duro, honesto y directo, la operación fue un éxito, sin embargo, el cáncer se regó  más allá de su matriz y si bien no llego a los huesos, como le comente, se extendió más de lo que pensamos.
-- ¿Y eso que significa?-- interrumpió Teodora con gran incertidumbre.
--Significa que le quedan máximo 2 meses de vida, a partir de hoy entrara a un tratamiento en el área de radiología, por el momento no le puedo dar mas expectativas.

El medico dio media vuelta y se retiro. En seguida entro Santiago. Estaba enterado de la situación. Miro a su esposa, la tomo de la mano,  con todo el amor que le fue posible le dijo;

 -- Se fuerte, tienes que vivir.

A pesar de entender la cruda realidad, esta vez, no hubo lágrimas, solo asintieron con sus cabezas y fuertemente estrecharon sus manos. Con la fortaleza de ambos sellaron ese pacto de vida…

Con férrea disciplina y constancia, quimioterapias, unas ganas enormes de vivir, más una fuerza de voluntad a prueba de fuego; Teodora se aferro a la vida y venció a su enemigo “El cáncer”.


El centro medico, a través de un grupo de doctores, la dio de alta el 16 de junio de 1976.

Conforme transcurrió su vida, salió victoriosa de todas y cada una de las batallas que la vida le fue presentado; una por una, siempre salió avante. Vio casarse a sus siete hijos. Conoció a sus trece nietos, mas ocho bisnietos. Su hijo Juan falleció en un trágico accidente automovilístico en el año de1978.  Ella se hiso cargo de su viuda y sus tres hijos. Santiago, su esposo, murió en el año 1982.

A partir de entonces fue ejemplo de dedicación, bondad y abnegación para toda la familia.

 Todo esto lo se, por que todo ese camino, lo recorrí de la mano junto a ella.

Se reunió con Dios el día de su cumpleaños; el primero de abril de 2006, pienso yo que ese fue su regalo.

Simplemente su corazón dejo de latir.

 En la tranquilidad de su casa, cerro sus ojos e inicio su nuevo camino…

En su habitación, mi abuelita estaba acostada, estábamos con ella; mis tías, mi prima rocio, mi madre, un cura y yo. 

 El silencio lo rompió el padre.

--Estamos aquí reunidos para decir adiós a una gran mujer, una mujer que supo ser madre, amiga, esposa y fortaleza de esta familia. Una mujer, que, hoy tiene que cumplir con la ley de la vida.  Devuelve su cuerpo a la tierra; por que polvo somos y en polvo nos convertiremos, mas su alma ya esta con Dios nuestro señor. "Que descanse en paz nuestra hermana Teodora Moreno Peregrino"

El representante de Dios comenzó a rezar en voz baja mientras comenzó  a aplicarle los santos óleos.


Llanto y tristeza era lo único que se observaba en toda su casa.

Cuando llego el personal de la funeraria, pase a su habitación con mi esposa y mis hijos; les explique a ellos (mi familia) que este era el momento del último adiós. Mi abuelita se iría para siempre.



Este era un sueño del que no despertaría más.


De rodillas acaricie su cabeza, la tome de la mano, bese su frente y le dije adiós…Hasta siempre madre mía.

Nunca he visitado su sepulcro ni creo que lo visitare. Siempre la disfrute tanto en vida, la respete y todo el tiempo le demostré mi cariño.

 A veces sueño con ella como si reviviéramos un día cualquiera.


Se que las personas mueren cuando las olvidamos.


Tengo la certeza de que nunca olvidare a quien fue para mi luz en la obscuridad, apoyo incondicional, y sobretodo, la mujer que me llevo de la mano la mayor parte de mi vida.

 “Dios te bendiga, abuelita teodorita en donde quiera que estés”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario